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Arboles caídos, 2019.

En agosto de 2018, en el pequeño pueblo de Vienau, una tormenta que duró no más de cinco minutos derribó algunos de los árboles del bosque que rodea parte de la ciudad.

La tormenta afectó a toda la ciudad, pero para la comunidad de Vienau significó la pérdida de los árboles con los que crecieron e incluso de un roble de cuatrocientos años.

Para honrar la conexión emocional que la comunidad de Vienau tiene con estos árboles caídos, se pintó una línea dorada en los restos de algunos de los árboles. Este cambio en la estética del bosque también aspira a agregar valor a estos árboles caídos que contrarrestarían la vista dañada del paisaje y permitirían que esta madera permanezca y eventualmente se convierta en parte del suelo para los árboles futuros.

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